Telecomunicación global: la Península Ibérica en el núcleo

14 dic 2021

Las infraestructuras de telecomunicaciones han sido un terreno en el que se ha avanzado a pasos agigantados durante las últimas décadas. Dicho avance, en gran parte, ha sido impulsado por las demandas de los usuarios de sistemas más interconectados y más rápidos que puedan hacer frente al creciente consumo de datos. Ello ha propiciado la creación de un número cada vez más elevado de centros de procesamientos de datos para el almacenamiento, tratamiento y transferencia de los mismos. Los avances a nivel social que esto ha generado no se pueden negar, pero cabe preguntarse cómo está reaccionando la Península Ibérica ante estos cambios y desde Televés queremos darte algunas claves. 

 

Las especiales infraestructuras de telecomunicaciones de la Península

Sin duda, una cuestión muy interesante es pensar en los factores que favorecen que la Península se convierta en un núcleo clave en el mundo de las telecomunicaciones. Por un lado, la propia ubicación geográfica de la Península la ha convertido en clave para la conectividad internacional a través de conexiones de cables submarinos. Y, por otro lado, el que muchos de los grandes proveedores de plataformas de servicios en la nube (Amazon, Microsoft, IBM, Google, recientemente se suma Oracle, etc.) hayan elegido nuestra área geográfica para crear sus zonas cloud físicas, contribuyendo a convertir la Península en un punto clave para los servicios de telecomunicaciones y lugar de intercambio de grandes cantidades de tráfico y, en definitiva, en el hub europeo de los centros de datos.

 

Situación actual de la Península

Todo este avance e inversión en las infraestructuras de las Telecomunicaciones tanto en España como en Portugal manifiesta una realidad clara, y es que la Península está siendo un lugar clave para las telecomunicaciones entre América, Europa y Asia. Muchos de los cables submarinos que las multinacionales están desplegando tienen como punto de enlace con las infraestructuras de tierra tanto costas portuguesas como españolas.

La realidad actual es que hay 35 cables submarinos desde nuestras costas y conectados con el resto del mundo, recientemente el cable de Google que acaba de “atracar” en España para conectar Nueva York y Bilbao como punto de conexión terrestre.

Es verdad que todas estas iniciativas son impulsadas mayoritariamente por el sector privado que han visto un nicho de mercado muy interesante en la península, pero también cuentan con ventajas públicas, no tanto en forma de ayuda económica sino con la reducción de ciertas barreras administrativas que favorecen estos despliegues.

Por poner un poco en contexto la capacidad que se puede ofrecer, podríamos pensar en una capacidad de transmisión de datos equivalente a casi 7.000 películas de cualquier plataforma de streaming por segundo por cada par de fibra y cada cable submarino consta de varios pelos de fibra. No hay otro medio de transporte de datos que actualmente permita ofrecer unas cifras de transmisión comparables.

Y las demandas de tráfico y necesidad de conectividad no dejarán de crecer y estas nuevas infraestructuras de telecomunicaciones favorecen que se pueda dar respuesta a todas esas nuevas necesidades.

 

Pros y contras de esta manera de conectarse

Si tenemos que poner en una balanza los pros y los contras de este tipo de soluciones, sin duda alguna, las ventajas superan con creces a los puntos más débiles y así lo refleja las grandes inversiones que están haciendo todos esos referentes tecnológicos del sector.

Pero por destacar algunos de los puntos negativos, tenemos que decir que su instalación no es sencilla porque requieren de proyectos muy complejos tanto de la fabricación de los cables, su tendido y la construcción de todos los elementos necesarios para su despliegue, etc. También tenemos que tener en cuenta que la vida útil de este tipo de cableado suele ser de unos 25 años aunque supera los plazos de renovaciones tecnológicas que se manejan en el sector. 

Y una vez instalado, los grandes enemigos de este tipo de instalaciones son las redes de pesca de arrastre en profundidad, las anclas de los barcos y los terremotos. Tenemos que pensar que cuando se produce una rotura del cable submarino toda la logística que se necesita desplegar para arreglarlo no es sencilla. 

Los cables, además de transportar los propios datos digitales a través de la fibra, necesitan llevar energía eléctrica para alimentar todos los equipos de amplificación óptica de la señal que hay que colocar cada ciertos kilómetros. Cuando ocurre un fallo se puede detectar en qué tramo ha ocurrido porque, además, ha habido un corte de suministro eléctrico. Y la resolución no es la misma si el cable dañado está en un tramo cercano a la costa o en medio del océano, donde el cable submarino puede estar a 10km de profundidad.

Todas estas conectividades establecidas a través de enlaces submarinos suelen contar con distintas rutas que garanticen la continuidad de los servicios finales en el caso de que ocurra alguna avería en alguna de las rutas.

 

Entrelazamiento de sistemas

Las líneas submarinas llegan al litoral y se conectan con líneas de transmisión terrestre. Estas poseen una menor capacidad al no necesitar agregar volúmenes tan elevados de datos, pero están dotadas de una mayor capilaridad para llegar a todos los puntos de interconexión, además de enlazar con los centros de procesamientos de datos, que será donde se produzca el mayor intercambio de tráfico. 

Y ya no se trata solo de establecer las conexiones entre todos estos puntos sino hacerlo prácticamente en tiempo real para que todos estos nuevos negocios que están empujando el mundo digital se puedan desarrollar. Unos milisegundos de latencia pueden ser críticos según para que aplicaciones. Hace años se pensaba en grandes centros de procesamiento ubicados en zonas que contribuyen a un ahorro en sus sistemas de climatización, hoy en día lo que impera es la ubicación y la cercanía al usuario final. Se están convirtiendo en los elementos clave para el desarrollo de la economía digital y el cómputo de los datos.

En cualquier caso, el desafío está por delante para trabajar en la sostenibilidad de todo este tipo de instalaciones, tanto de grandes centros como los de nueva creación para dar respuesta a todas estas demandas. Y el futuro se vislumbra como una gran red de datos moviéndose bajo nuestros océanos y que, a través de todas, unas infraestructuras terrestres conecten con los grandes centros de datos y, a su vez, a través de otras redes ramificadas lleguen a todos los nuevos centros que surgirán cerca del usuario final. Y la Península será protagonista, sin duda, de todo este escenario que ya está siendo una realidad.

 

Futuro de las infraestructuras de telecomunicaciones en la Península 

España apostará fuertemente por inversión en infraestructuras como así se recoge en el Plan España Digital 2025. Por su parte, Portugal también ha creado su iniciativa Portugal Digital 2020. Esto se traduce en un aumento de inversión pública para alcanzar una conectividad internacional mayor y apoyar a todas estas inversiones en nuevos centros de procesamientos de datos en ambos territorios. Estos planes, a su vez, se han visto respaldados por la decisión de la U.E. de aprobar una estrategia para una Europa más conectada y global. 

Roberto Sánchez, el secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras digitales, lo mencionaba en la presentación de un informe elaborado por IDG Research (“Madrid, hub digital del sur de Europa”): “…Buscamos que estas nuevas factorías y que España sea la puerta de entrada en Europa para la conectividad…”

Por lo tanto, la conclusión es que, si la Península Ibérica ya figuraba en el mapa como un punto a tener en cuenta para implementar y mejorar aún más el sistema de infraestructuras de telecomunicaciones a nivel internacional, los últimos datos indican que esta tendencia no hará más que crecer y nuestra región se convertirá en un punto neurálgico de infraestructuras atrayendo a más empresas del sector a estar presentes en nuestro territorio y en convertirse en puente entre América, Europa, África y la zona de Oriente Medio.

 

Esther Gómez

Directora Área de Transporte Óptico

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