Ciudades Inteligentes de la Diputación de Valencia ha aprobado la asignación de 2,5 millones de euros para proyectos "smart cities" en toda la provincia.
Hasta 133 municipios han solicitado la implantación de diversos programas asociados a esta iniciativa, con los que se aprovechará la recogida y el análisis de datos para diferentes mejoras tecnológicas, enfocadas sobre todo a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y del medio ambiente en general.
La ayuda económica otorgada a cada proyecto puede ser de hasta 20.000 euros, siempre sin rebasar el 80% del importe total.
Las estrategias planteadas para desarrollar smart cities presentan ciertas similitudes. De hecho, un 42% están relacionadas con medidas vinculadas a la movilidad y el tráfico.
Es evidente que la digitalización, la implementación de sistemas IA y el impulso de las IoT, asientan las bases para las smart cities, pensando sobre todo en que sean entornos sostenibles, eficientes y seguros para todo el mundo.
Muchos otros proyectos se enfocan en esa mejora de la calidad de vida relacionada inseparablemente con una ciudad más sostenible.
Por ejemplo, algunos de los ámbitos en los que se plantean estos proyectos abordan una mejora de la calidad del aire, aplicar medidas contra el ruido, desarrollar sistemas más efectivos de prevención de incendios y también evolucionar la gestión de residuos.
Pero aunque se planteen medidas generales y en espacios públicos como las que aprovechan estas estrategias, lo cierto es que no hay smart cities sin smart homes, por lo que también este ámbito recibe la atención merecida, sobre todo en lo que respecta a digitalización de edificios o el desarrollo de un edificio inteligente.
Estos proyectos pueden abordar iniciativas muy concretas por separado, pero en conjunto son capaces de alcanzar ambiciosos proyectos con los que abrir la puerta a la nueva generación de smart cities.
El diputado de Administración Electrónica e Innovación, Juan Ramón Adsuara, explicó que la partida presupuestaria desde Ciudades Inteligentes de la Diputación rompe la brecha existente hasta el momento entre grandes y modestos ayuntamientos.
Las medidas que van desde una smart home hasta smart cities, normalmente se han asociado siempre a grandes capitales, en las que un importante desembolso económico alcanzaba hitos únicos, pero no asumibles para urbes más pequeñas y con menos presupuesto.
Ahora todos los municipios tendrán la posibilidad de sumarse al proceso de digitalización en sus sistemas y con sinergias importantes.
Estas últimas serán posibles gracias a la plataforma Smart que ofrece la Diputación a todos los ayuntamientos de forma gratuita, como sistema de desarrollo y almacenamiento en la nube y con código abierto.
Los municipios beneficiarios de estos programas vuelcan toda la información en la plataforma. Por otra parte, cada entidad tiene la posibilidad de acceder de forma completamente individualizada e incluso personalizada.
Así todos los ayuntamientos podrán descubrir las aplicaciones prácticas de las herramientas smart y visualizar cada uno de los proyectos que ya están en marcha. Podrán analizar y comparar la información y, de hecho, también descubrir la eficiencia que tiene un mismo servicio entre los municipios.
Un objetivo clave es la mejora continua. Con este análisis en tiempo real de los proyectos en cada uno de los 133 municipios, se podrán elaborar buenas prácticas, optimizar servicios, mejorar en costes y aumentar en términos de sostenibilidad.
Las smart cities se desarrollan así en base a dos tipos de proyectos, los que actúan principalmente en el ámbito público y los que se centran en el ámbito privado o personal, como lo es la digitalización de edificios.
Una smart home sumada a otra y así de forma conjunta, es lo que mayor impulso otorga al nacimiento de las smart cities, que obviamente dependen de inversión en el alumbrado público, sistemas de control del tráfico, de los costes en saneamiento y de hasta la gestión de residuos.
Pero si ese esfuerzo no llega hasta cada vivienda y, en común, a cada edificio de esa ciudad, no se alcanzará un estatus óptimo de smart city.
Por eso también se abordan numerosos proyectos de digitalización de edificios, que presentan un nuevo desarrollo en la construcción, más centrado en prevenir riesgos, reducir costes y mejorar en eficiencia, productividad y servicio.
Tecnologías como el modelado BIM (Building Information Modeling), ayudan a planificar mejor cualquier construcción, reducir los costes innecesarios y hasta adelantarse a plazos.
El Internet de las Cosas (IoT) permite tener sistemas de conectividad integrados en todo un edificio, para mejorar la eficiencia de los recursos energéticos y reducir el gasto en consumo.
También es un aporte medioambiental ideal, ya que reduce las emisiones contaminantes, optimiza los sistemas de ventilación y climatización e incluso hay edificios autosuficientes, que no requieren energía externa para funcionar.
La digitalización de los edificios aporta a los propietarios los mismos beneficios que aplicada en el espacio público, solo que con ventajas que se notan más a nivel individual y familiar.
Una smart home es más económica, más sostenible y más confortable a todos los niveles. Su desarrollo enlazado a proyectos como la mejora del tráfico, de la movilidad y de la contaminación ambiental, permitirán vivir en smart cities donde sí se cumplirá el objetivo de una vida más saludable y de mayor calidad para todo el mundo.