La digitalización se ha aprovechado principalmente en empresas con el fin de optimizar recursos y mejorar la competitividad. Permite abordar más tareas, con mayor rapidez y con una eficiencia imposible con tecnologías más tradicionales. Sin embargo, el paso del tiempo nos ha mostrado que la digitalización nos puede ofrecer muchos más beneficios, algunos incluso relacionados con la sostenibilidad, si la aplicamos a edificios.
El término "smart home" a menudo se ha vinculado a viviendas particulares, en las que una inversión en aplicaciones relacionadas con la domótica, conectividad de vanguardia y soluciones energéticas sostenibles, nos permiten tener un hogar inteligente y respetuoso con el entorno.
La digitalización de edificios parte en muchos casos de este planteamiento, pero por dimensiones y complejidad lo hace a una escala considerablemente mayor.
Por tanto, hablamos de digitalización de edificios cuando nos referimos al uso de herramientas y sistemas digitales, que permiten optimizar la construcción, el mantenimiento y la gestión de estas infraestructuras de una forma sostenible con respecto al medioambiente.
Para entender por qué se relaciona la sostenibilidad con los edificios, es importante tener constancia de dos datos imprescindibles:
La digitalización de edificios, por tanto, debe enfocarse no solo a los procesos de construcción, sino también a la capacidad de medir y controlar sus consumos para poder establecer una habitabilidad lo menos contaminante posible.
En la actualidad, ya podemos hablar de edificios sostenibles basados principalmente en recursos de digitalización. Algunos de los recursos que se aprovechan cada vez más en las nuevas construcciones son los siguientes:
Como hemos visto, la digitalización de edificios parte desde el momento en el que se plantea su diseño y construcción.
En esta fase de desarrollo, la tecnología BIM (Building Information Modeling) ha conseguido un éxito incomparable y una eficiencia contrastada. Con ella es posible abordar un proyecto de forma más rápida, con mayor seguridad y con un uso eficiente de los materiales utilizados en cada parte del trabajo.
Gracias a un proceso de diseño coordinado y una total transparencia de los datos que se manejan, es posible tener un control total de la edificación durante la fase de explotación, planificar costes al máximo y aprovechar los materiales y equipos exclusivamente necesarios, con residuos mínimos.
En la aplicación práctica de avances en digitalización para la gestión de un edificio inteligente o smart building, el Internet de las Cosas (IoT) debe integrarse lo mejor posible en todos los sistemas de confort y climatización.
Todos los dispositivos digitales presentes en un edificio aprovechan la velocidad y ancho de banda de tecnologías 5G para sus interconexiones, optimizando los recursos.
Añadimos a esta innovación el imprescindible papel del Nodo IoT. Este desarrollo permite recabar, gestionar y comunicar todos los dispositivos IoT de un edificio para comunicarlos a una plataforma de convivencia superior.
Con los Nodos IoT se mejora la gestión y configuración remota de los edificios que integran esta tecnología, es posible crear infraestructuras de Red y, en general, se obtienen edificaciones más eficientes. Es la base actual del ecosistema del edificio digital.
Gracias a estas innovaciones, el edificio permite una gestión prácticamente autónoma de todo el confort de la infraestructura, sin tener que abusar de los sistemas de climatización (uno de los principales focos de emisiones contaminantes de las ciudades) y en general optimizando al máximo todos los recursos energéticos.
La tecnología IoT integrada en edificios permite así un control exhaustivo de todos los recursos disponibles para aprovecharlos con mayor eficiencia, menor consumo energético y también con un ahorro económico vinculado, que resulta muy interesante para los propietarios.
Dentro del ámbito de la sostenibilidad, con este tipo de estrategias se consigue una descarbonización de los edificios que progresivamente ayuda tanto a mejorar la sostenibilidad en la ciudad, como a encauzarla hacia el estatus de "smart city".
Una instalación de iluminación LED conectada puede suponer un ahorro decisivo en términos energéticos y económicos, gracias precisamente a este avance en digitalización.
La iluminación de los edificios como también de la vía pública, representa uno de los mayores gastos que tiene que afrontarse en la gestión de una ciudad y además es una emisión contaminante continua que debe reducirse todo lo que podamos.
La propia tecnología LED ayuda en esta reducción, tanto si hablamos respecto a recursos energéticos como si nos referimos a contaminación lumínica.
Por otra parte, ofrece una gestión eficiente de este recurso al permitir que se iluminen exclusivamente las zonas donde se necesita visibilidad y durante el tiempo apropiado, evitando así un uso ineficaz de la energía.
Si sumamos los beneficios de la iluminación inteligente con el potencial de la interconectividad en los edificios, las posibilidades son todavía mayores.
Por ejemplo, un sistema de iluminación con sensores puede advertir a los responsables de que próximamente se requerirá un mantenimiento, reduciendo así el riesgo de apagones o averías.
Todas estas ventajas debemos ampliarlas también a otros entornos urbanos, desde parkings hasta naves y polígonos industriales, viales en general y toda la iluminación de la ciudad. En conjunto se avanzará así hacia el desarrollo práctico de una "smart city", cumpliendo con los objetivos de optimización de recursos, seguridad, conectividad y sostenibilidad.
Además, la digitalización no se debe plantear nunca de una forma individual, sino en conexión con el resto de elementos que forman parte de cualquier proyecto. En el caso de los edificios, así como también cualquier construcción civil, debemos combinar este avance tecnológico con el uso responsable de los materiales de construcción y diseños basado en el aprovechamiento de recursos naturales, para disfrutar de construcciones inteligentes y sostenibles en cualquier ciudad del mundo.